Una visión general de las oportunidades energéticas que tiene el país para asegurar un mayor periodo de autosuficiencia.
Para hablar de yacimientos “no convencionales” debemos tener claridad sobre lo que son exactamente.
Los yacimientos convencionales en esencia son acumulaciones de materia prima almacenada dentro de varios sucesos dentro de una línea de tiempo, que después de millones de años y por efectos de la temperatura y presión dan paso a los hidrocarburos.
Dentro de los sucesos que se deben presentar están: la roca madre, la roca reservorio, la roca sello, la columna de roca (la cual ejerce la presión sobre el sistema) y una trampa, la cual después de los procesos de generación y migración preserva los hidrocarburos generados. En esta clase de yacimiento la roca donde se encuentra el hidrocarburo tiene características de alta porosidad y permeabilidad.
Si falta alguno de los sucesos, hablamos de un yacimiento no convencional, por lo que debe ser evaluado en forma diferente para su posterior explotación. En esta clase de yacimientos por lo general los hidrocarburos aún se encuentran en la roca generadora, por lo que estos deben desarrollarse con técnicas diferentes de extracción.
Dentro de los yacimientos no convencionales encontramos:
Gas extraído de las capas de carbono.
Arenas impregnadas de hidrocarburo de muy alta densidad y viscosidad.
Petróleo o gas que se encuentra atrapado en un tipo de roca arcillosa con muy baja permeabilidad denominada shale o lutita.
Crudo que debido a su alta viscosidad no fluye fácilmente.
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Por lo anterior, y con el fin de aumentar el flujo del hidrocarburo en los yacimientos no convencionales se realizan procedimientos de estimulación, incluyendo el fracturamiento hidráulico, proceso que ya se ha utilizado en los yacimientos convencionales.
La estimulación hidráulica se realiza con el objetivo de crear microfracturas en la zona de interés para liberar el hidrocarburo; este consiste en inyectar fluido a alta presión para abrir microfracturas que permitan la liberación del fluido a través del pozo.
El fluido inyectado para crear las microfracturas, está compuesto de 90% agua, 9.5% de arena o apuntalante (es el material que queda dentro de las microfracturas para evitar el cierre de las mismas, permitiendo aumentar la porosidad), y 0,5% los aditivos ( se usan entre 3 a 12 aditivos en el proceso, en muy bajas concentraciones).
Es de resaltar que la inyección de agua no es un proceso continuo a lo largo de la vida del pozo, y que después de terminar el proceso de fracturamiento gran parte de este fluido se retorna hacia la superficie para ser usado en otros procesos de estimulación (puede ser reutilizada o inyectada), o para ser tratada hasta cumplir con todos los requerimientos ambientales.
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Durante el proceso de apertura de las microfracturas, los acuíferos y en general las zonas por donde pasa la perforación son recubiertas con tuberías de acero y cemento que aíslan las zonas para evitar contaminación. Procedimientos que se realizan en torno a las buenas prácticas operacionales y a la normatividad ambiental.
Este proceso se lleva a cabo miles de pies debajo de la superficie, por lo que los acuíferos superficiales no son afectados por el tratamiento que se realiza en la profundidad del pozo.
A raíz del proceso de estimulación es posible que se generen vibraciones, sin embargo por estar por debajo de tantos pies, y por la amplitud de la fractura estas son mucho menores que los niveles perceptibles.
En la actualidad para nuestro país los yacimientos no convencionales representan una gran oportunidad de incremento de reservas, permitiendo así mantener e incrementar el aporte a las regiones y el desarrollo económico de las mismas, generación de empleo, actividades comerciales y proyectos de infraestructura.
En Colombia tenemos aproximadamente 19,04 Tcf de hidratos de gas metano, 14612 Bcf de Gas asociado al carbono, 920,60 MMBbl de Tar Sands, 19607 MMBbl de Shale Oil, 1895 Tcf de Shale Gas, 5540 Tcf Gas en arenas apretadas, 71384 MMBbl de crudo pesado.
Los procedimientos mencionados anteriormente se han venido desarrollando en los yacimientos no convencionales con el objetivo de aumentar la porosidad y permeabilidad de las zonas de interés; dichos procesos han evolucionado y se han implementados en diferentes lugares del mundo, por lo que ya se cuenta con el conocimiento técnico y las tecnologías necesarias para la explotación de este tipo de yacimientos, evidenciando que estos procesos, ligados a las buenas prácticas operacionales, responsabilidad y de la mano con la reglamentación ambiental, puede ser exitoso.
Fuente Consultada:
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Una publicación escrita por:
Ingeniera Estefanía Beltrán Oviedo.
Ingeniera de la Semana
Estefanía Beltrán es Ingeniera de Petróleos de la Universidad de América. Actualmente se desempeña como Ingeniera de Operaciones en ACE Internacional; desarrollando y supervisando diferentes capacitaciones orientadas al sector de hidrocarburos y asegurando los más altos estándares de calidad para un óptimo proceso de aprendizaje para los participantes.
Estamos comprometidos con el crecimiento continuo de la industria.
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